Muchas son las razones por las cuales «el amor se acaba» lo cual no debe tomarse literal puesto que muchas veces es el día a día, las costumbres, el sentirse seguro de la persona que está a tú lado; pero para muchas mujeres estas razones no son un aliciente, y necesitan por qué no, realizar una Oración cristiana para que mi esposo me ame conforme a su voluntad.
Por ello, si amas a tu esposo pero consideras que se está perdiendo la fuerza de la relación, y tu matrimonio corre el riesgo de perecer, lee este artículo.
El amor es una energía de atracción entre dos personas, dos miradas que se encuentran repentinamente, dos manos que se tocan, una frase, una sonrisa, dispara la empatía y ocurre un movimiento atracción emocional e incluso sexual hacia una persona a la que ya no olvidaremos prontamente. Resulta conmovedor ver cómo una pareja de viejitos toman sus manos «por siempre», y eso es precisamente lo que queremos hacerte ver que es una relación.
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Oración cristiana para que mi esposo me ame
El matrimonio es un compromiso más serio de lo que la gente cree, significa tener claro lo que manda la Palabra de Dios acerca de la fidelidad, la bondad, la mansedumbre, el amor, la responsabilidad y demás.
Lamentablemente la imagen que se tenía antes del matrimonio ha ido mermando por razones socio culturales que ya todos conocemos.
Él hombre cree que puede pensar, hacer y probar todo, aunque sepa que no todo le conviene, como bien alertaba Pablo.
Más que antes, se requiere la ayuda de Dios, de la oración y de los preceptos que por lo menos eviten el colapso total de la familia.
Si un hombre es demasiado mujeriego, pues que no se case, que siga soltero, en lugar de traer tan ignominiosa conducta al hogar. Lo mismo si la mujer es muy dada a las aventuras amorosas, como resultado de haber madurado suficientemente y creer que está viviendo en los tiempos de los príncipes encantados.
Sea como fuere, Dios siempre está como en la parábola del hijo prodigo, a la espera de que vuelvan a Él, porque Él siempre mantiene sus brazos abiertos.
Acude entonces a esta Oración cristiana para que tú esposo te ame
Excelso y Santo Antonio de Padua, invoco tu nombre para que mi esposo no aparte su pensamiento de mí en toda circunstancia. Logra que entienda que soy yo la única persona que puede darle el amor, la felicidad y afecto que requiere su vida.
Sabes venerable San Antonio, que el amor sigue vivo y latente en mi corazón, de modo que espero florezca lo mismo en el de él. Danos la fuerza y la voluntad para continuar juntos a pesar de los problemas.
Por la voluntad del Santísimo unimos nuestras vidas, no permitas que el hombre separe lo que Dios quiso unir; colma de regocijo y alegría nuestra relación para que se expande a todo nuestro hogar y nuestra familia.
Que él y yo seamos una sola carne como es la voluntad de mi Dios, que mi amor persista en su corazón y en todas sus emociones.
Concédeme pues, el amor ahora y siempre, en todo momento, amén.
Quiénes pueden hacerla
Muchas veces las plegarias pueden ser realizadas por personas cercanas a la pareja, sea familiares o amigos; no obstante, en esta ocasión lo recomendable es que sea la esposa, puesto que es la más afectada por la situación en la que se extingue la relación, aparte de que también se afecta a los hijos que están de por medio (en caso de que los haya).
Los conflictos matrimoniales casi siempre comienzan de mucho tiempo atrás de los momentos críticos y es frecuente que los mismos hijos se percaten de ello por más que se intenten ocultar, lo más lastimoso es que ello genera con el tiempo conductas similares en los hijos, que repiten el mismo esquema con sus esposas.
Cuándo realizar la oración
A pesar de que la plegaria para que el esposo ame a su mujer se efectúa por lo común en períodos de crisis, se puede llevar a cabo en otros momentos de prosperidad o felicidad como parte de una rutina diaria.
No se debe esperar a un divorcio para solicitarle a Dios el amor del desavenido como creen muchas personas.
La oración más bien debe ser un hábito del a familia cristiana para que Dios mantenga unidos a sus miembros y aleje toda sombra u obstáculo que amenace al matrimonio.
Por supuesto, nada garantiza la felicidad del matrimonio, y en los últimos tiempos los sociólogos reconocen que las personas son reacias a creer que sea sinónimo de felicidad, debido a que trae consigo un conjunto de responsabilidades capaces de generar estrés: hay que trabajar, los hijos enferman, hay que educarlos, se ven envueltos en problemas, los padres pueden incurrir en infidelidad, entre otros.
Importancia de este tipo de oraciones
La familia extensa desapareció hace tiempo para dar paso a otra monógama mientras la revolución sexual ya no cree en el matrimonio sino en la unión libre y generalizada, el matrimonio a prueba, el intercambio de parejas, entre otros.
Ahora la mujer y el hombre pueden trabajar en distintas actividades que les da cierta libertad e impide la dependencia mutua, esto ha traído consigo otros problemas contemporáneos que no estaban previsto en otros tiempos.
La oración significa para los cristianos evangélicos una forma de poner su futuro en manos de Dios, sin dejarse arrastrar por la corriente de los tiempos.
Pasos para construir una oración
Veremos qué pasos son necesarios dar previamente para que este tipo de plegarias pueda surtir efectos:
Primero se debe conocer la Palabra del Señor
Hay que ver lo que dice la Biblia sobre la idea de que el esposo y la esposa se amen mutuamente; no sólo en el Génesis cuando Dios los manda a la primera pareja a unirse y procrear para bien de la humanidad.
Por supuesto, no es cierto que la función de la mujer sea únicamente la de procrear como si fuera una máquina de hacer niños. Ahora bien, es una gran responsabilidad traer un niño al mundo, con la cantidad de problemas que agobian a la humanidad. Son irresponsables aquellos padres que no se dan cuenta de ello.
Tal vez en otros tiempos esto se aupó para facilitar que se poblaran las ciudades así como para tener ejércitos dotados con soldados, pero ahora la superpoblación es más bien uno de los problemas que amenazan al mundo.
Cómo estás actuando tú en el matrimonio
Además de atender a la palabra del señor; debes examinar qué estás haciendo tú para que ese hombre de verdad te quiera:
- ¿Lo atiendes cuando llega del trabajo o más bien estás ocupada viendo la comedia, pintándote las uñas o chateando por el celular?
- ¿Te interesas por las cosas que hace él en su trabajo, o tu conversación se limita a una sola palabra: hola?
- ¿Tratas de presentarte atractiva ante tu esposo (como él te conoció) o más bien siempre tienes puestos unos rulos en la cabeza y no te preocupa tu aspecto?
El amor siempre tiene algo de idealista, y de sueño. Trata de mantener algo de esa fantasía: camina con él por la playa con las manos agarradas en un atardecer; canten juntos, pongan música romántica en la casa, practiquen otras formas de seguir enamorados, y eviten la rutina, que es una de las situaciones que acaba con el amor.
Es necesario meditar en lo que pedimos
Medita bien sobre lo que estás pidiendo en tu oración, porque Dios no acepta que quieras que tu esposo te ame, pero andas en otros asuntos ajenos a tu hogar. Acuérdate de la Samaritana a la que Jesús le dijo: haz dicho bien, no tienes un marido sino varios.
La infidelidad es una de las desgracias del matrimonio y en épocas actuales son tanto las mujeres como los hombres protagonistas de esta conducta que afecta tanto al matrimonio como a los hijos.
Puedo hacer todo lo que venga en gana, pero no todo me conviene alertó el apóstol Pablo. La aventura es altamente interesante y atractiva, pero hay que meditar en las consecuencias posteriores. No hay almuerzo gratis.
Dar gracias a Dios por lo que tenemos hasta ahora
Siempre hay que agradecer a Dios todo lo que nos ha dado hasta ahora. Si nos dotó de un matrimonio sólido, a prueba de dificultades, excelente, Alabado sea; pero lo más frecuente es que haya problemas y se tengan que resolver con sabiduría celestial y terrenal.
Desgraciadamente son poquísimas las personas que llegan al matrimonio con un conocimiento claro de lo que significa, anteriormente se daban cursos prematrimoniales en las Iglesias para preparar a los novios pero eso ha ido mermando. De modo que nos casamos como unos niños de pecho. En todo caso, agradezcamos a Dios y pongamos de nuestra parte para que la relación perdure.
Realizar la petición al Señor
Ahora bien, las últimas partes de las oraciones incluyen la petición que se le formula al santo o al Señor para que intermedie en el logro de lo solicitado. No necesita hacerlo con palabras rebuscadas ni enrevesadas sino con un lenguaje sencillo y cotidiano.
Por ahora nos despedimos no sin antes invitarte a seguir en nuestra página web donde encontrarás muchos y variados temas de tú interés.
