Si estás recién adentrado en el mundo de la religión y el catolicismo y deseas saber cómo agradar a Dios, aquí te tenemos toda la información.
Sigue con nosotros y a continuación te mostraremos todo sobre este tema de interés mundia.
¡Léenos y entérate!
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¿Cómo agradar a Dios?
Dios nos ha dejado un legado mediante todos los actos que en el mundo el ser humano ha podido percibir, en virtud de la buena obra que nuestro padre todo poderoso nos ha dejado, como el camino correcto que debemos seguir para encontrar la vida eterna más allá del mundo y más allá de la muerte.
Cualquier don que tengamos en nuestra característica como personas, no los ha dejado Dios, todo don que tenemos nos lo ha dado Dios y él quiere proporcionarnos las mejores maravillas de la vida para nuestra vida eterna.
Nosotros, a pesar del conocimiento que tenemos sobre todo lo que amerita el actuar correctamente, no nos damos a la tarea de recordarlo con frecuencia y aunque la oración sirve para agradecerle al santísimo su buena voluntad, no es lo único en lo que podemos retribuirle el inmenso favor que con cariño ha dejado en nuestro planeta tierra.
Teniendo en cuenta, que todo esfuerzo debe retribuirse de buena voluntad, con buena cara y de forma genuina, es de vital importancia recodar con un buen accionar, que la mejor forma de agradecer a Dios por sus maravillas es haciendo el bien y manteniéndose en contacto con él, es por ello que a continuación te dejamos una serie de consideraciones que debes leer para mantener tu vida en agradecimiento a Dios y que harán el bien por sobre todas las cosas
- Tener fe en Dios
- Ocuparse del Espíritu.
- Temor a Dios.
- Estudiar y seguir el ejemplo de Cristo.
- Obedecer a Dios.
- Hacer la voluntad de Dios.
- Hacer los sacrificios que Dios quiere.
¿Qué es el temor de Dios?
El temor de Dios radica en una imagen o símbolo que representa la normalidad, respeto, admiración y sumisión hacia Dios, que se encuentra presente en todas las religiones.
Se describe con carácter de temor o forma definida de temor, cercana a las ideas de y su voluntad. Por esto, la mayoría de los representantes religiosos temen el Juicio Final, el infierno o la omnipotencia de Dios.
Hay muchos que tienen la costumbre de restar importancia al temor de Dios de los creyentes e interpretando esta apreciación como un respeto que deben guardar ante tal normalidad dentro de la religión.
El respeto indudablemente se encuentra sumergido en el concepto mismo de lo que es y representa del temor de Dios, que es mucho más que eso y más allá de eso.
Este temor se ve representado en la biblia de Dios para un creyente, incluyendo el entendimiento de lo que Dios aborrece significativamente abusar de su mandato, pecando y temiendo su juicio sobre éste, aun permanentemente en la vida de un creyente.
El temor que comúnmente vivimos en la sociedad, es caracterizado por el miedo que se le tiene a alguien, que pueda lastimar la esencia de una entidad e identidad humana.
El temor de dios representa el más alto nivel de respeto que se le puede tener como maestro superior dueño todo lo que contempla en universo y toda la faz de la tierra.
La complacencia de Dios
El relato de la voz del Creador desde los cielos, habló sobre la profecía de Isaías 42:1, la cual dice: “he puesto sobre él mi Espíritu”. Al acontecer esto, entonces, la voz se oyó; haciendo dos declaraciones: una, que éste Jesús era el Hijo de Dios; dos, que en él tenía complacencia.
La palabra “complacencia” destaca en este relato, palabra que proviene de una a su vez, griega, “eudokéo”, que habla sobre el pensar bien, es decir, “aprobar” o “aprobado”, destacando el hecho de que Jesús, fue el elegido y aprobado por Dios como intercesor, que, al venir el Espíritu Santo, Dios constató que éste Jesús era su aprobado.
Jesús, destacaba entre los que había para llevar la gran misión, ya que era lo más bueno, lo más hermoso, lo que agradó a los ojos del Padre, el Amado Dios todo poderoso ante el mundo y todo lo que habita en él.
Hacer la voluntad de Dios
Hacer la voluntad de Dios significa, que todo cuanto vaya a hacer esa persona, lo deja en manos de nuestro señor todo poderoso.
La Voluntad de Dios tiene libre albedrío sobre la decisión de forma voluntaria de esa persona, donándose a sí mismo a la causa de Dios.
Dios donó libremente a Jesucristo para que nos librara de todo pecado y nos salvara de todo mal que existía en la tierra.
Nuestro padre todo poderoso otorga palabras al hombre, como una misión para transmitirla a todo el mundo, comunicándole al mismo tiempo verdades.
El camino al que toda persona debe adherirse está fundamentado en palabras que le permite al hombre temer a Dios y apartarse del mal, asumiendo esto como un mandato que deberían poner en práctica las personas y respetar en sus vidas.
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” es el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:37-39).
La voluntad de Dios
Se centra en que tengamos conocimiento de él, lo conozcamos más a profundidad para seguir su sendero de vida eterna, que seamos sus fieles amigos y que en esa misma línea de ideas lo amemos y aferremos a él con fervor, sirviéndolo de corazón (Mateo 22:37, 38; Santiago 4:8).
Hacer la voluntad divina de Dios lo aprendemos si seguimos y estudiamos las enseñanzas y la vida de Jesús nuestro señor Jesucristo, quien habló y cumplió dicha voluntad (Juan 7:16, 17).
En su propósito de vida declaró: “He bajado para hacer, no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado” (Juan 6:38).
Por estas razones Dios concede la palabra al hombre, para que, bajo su voluntad, con respeto y siguiendo la línea sagrada, recibir vida.
Si no se cumple, no se pone en práctica, y no se encuentran presentes en su vida, no está practicando la verdad y de ser así, que ni teme a Dios, ni se aparta del mal, ni puede satisfacer a Dios, tampoco hay posibilidad de recibir la aprobación de Dios, porque este tipo de persona no merece entrar al reino de los cielos.
¿Qué hace sonreír a Dios?
Dios es la representación divina que no tiene imagen, que es un poder supremo que se haya en el mundo y que ha creado todo cuanto se encuentra presente para nuestra vida. Vida que debe ser regida bajo mandamiento.
Aunque la presencia de Dios no es perceptible, sonríe cuando obramos bien en medio del mal, cuando alabamos su nombre divino y ayudamos a quienes más lo necesitan.
Dios está presente en cada etapa de nuestras vidas y sonríe cuando le manifestamos gratitud continua.
A Dios también le hace feliz y le hace sonreír cuando le expresamos nuestra adoración y máxima gratitud.
Él sonríe cuando lo amamos supremamente, como Noé amó a Dios más que nada en el mundo, ¡aun cuando nadie lo hacía!, consistentemente siguió la voluntad de Dios y disfrutó de una relación íntima con Dios
Lo que Dios quiere para cada uno de nosotros es que tengamos una relación con él, que lo escuchemos y analicemos sus movimientos.
Dios pide que hablemos en oración con él y pongamos como pilar fundamental la adoración divina para hacer el bien por sobre todas las cosas que quieren hacer daño en el mundo.
Nuestro padre creador quiere tener comunión con nosotros.
Dios lo hizo para amarlo y El anhela que usted lo ame.
Dios sonríe cuando confiamos en El completamente. La segunda razón por la que Noé complació al Señor fue porque él confió en Dios, aun cuando no tenía sentido.
El anhela que usted lo conozca y que se pase tiempo con él, por eso es que aprender a amar a Dios y ser amado por el debería de ser el mayor objetivo de su vida.
No hay nada que ni remotamente sea tan importante. Jesús lo llamó el mayor mandamiento.
Él dijo, «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer y el mayor mandamiento.»
La oración hace sonreír a Dios, cuando con insistencia usted acude a Dios para hablar sobre sus problemas, sobre sus carencias.
Nuestro padre creador de todo el universo, creador del cielo y de la tierra, nos ha fortalecido con su presencia, porque al hacer el bien, él se encuentra satisfecho de la labor que ha mandado a hacer a su elegido, Jesús nuestro señor Jesucristo.
Brindemos por las sonrías de Dios y hagamos que, así como logró Noé hacerlo sonreír, pueda la humanidad lógralo también.
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