Una poderosa oración de protección la Santa Camisa: Qué significado tiene la Santa Camisa y la Oración al manto de Jesús

Si estas en la búsqueda de una oración para tú protección y la de tus seres queridos la poderosa oración a santa Camisa es muy efectiva. En muchas ocasiones tenemos que buscar ayuda divina, de allí la necesidad de acudir a la Santa Camisa para solicitar su protección espiritual en contra de todos nuestros enemigos y personas malas que nos rodean.

En el año 328 DC, cuenta  la tradición católica que Santa Elena, en la llamada tierra santa, obtuvo la santa camisa o la túnica que fue usada por el señor. También logro conseguir la cruz donde el padre Celestial padeció y murió crucificado.

La túnica o Santa Camisa era la que llevaba nuestro señor Jesús antes de que fuese brutalmente crucificado por los soldados Romanos de la época.  Esta túnica fue la que los soldados se querían dividir en el momento de Jesús estaba siendo crucificado. Cada soldado quería quedarse con una parte, de tal manera que, al no poder romperla se dieron por vencidos y decidieron dejarla a la suerte y apostarla en un juego de dados.

A partir de este momento,  esta túnica o camisa es considerada sagrada y milagrosa y es la razón por la que miles de creyentes acuden ante ella para pedir su protección divina contra todo mal.

TABLA DE CONTENIDO

Poderosa oración a la Santa Camisa

Que la Sagrada y Venerable Compañía de Dios me ampare, que la túnica de Santa María Madre, me abrigue y de los peligros me defienda. Ave María “gratia plena dominus tecum” libérame de todos los espíritus malignos bautizados y sin bautizar. Cristo vence, Cristo reina, Cristo me defienda de todos los males y peligros.

El justo y Señor hijo de Santa María, el que nació en Belén en aquel día solemne que no pueda yo ser ni muerto por eso ni con la justicia envuelto;  aquellos que me quieran ver mal no me miren, y si manos tienen que no me alcancen; sus hierros no me perjudiquen, y sus nudos no me amarren.

Dios dijo a Livón que con dos nueces no podrán hacer daño y a nadie que traiga consigo esta oración; traeré vendados a los que pretendan hacerte daño y te defenderé aunque no lo expreses.

Dominus Tecum”. Tres Padres Nuestros a la Muerte y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, al Monte Tartáreo ingresaste, y la gran víbora hallaste, la enlazaste con el cíngulo, la regaste con un abanico de agua bendita: al mundo la descubriste. Suavizad Señora mía el corazón de mis contrarios, que si ojos tienen no me adviertan, con sus pies no me aventajen, y que con sus manos no me palpen.

Con el sable de San Julián serán dominados, con la leche de la Virgen sean impregnados, y colocados en el Santo Sepulcro. Amén. Jesús, María y José. Lorenzo, paraliza el corazón de mis enemigos que hablar con ellos quiero; que Jesucristo hable y se instale por mí; que Jesucristo me impulse desde este cuidado por siempre. Amén.

Esta es la plegaria de la Santa Camisa, la del hijo de Dios vivo; esta es la que yo dispongo en contra de mis enemigos, cuyos pies disfruten y no me merezcan, hierren y no me lastimen, y sus nudos no me enlacen. Por las tres aureolas del Patriarca Abraham, a quién brindo esta oración en unión de mi persona.

Que vengan mis enemigos tan dóciles a mí como fue Jesucristo al madero de la Cruz. San Ildefonso bendito, confesor de Nuestro Señor Jesucristo, que bendijiste la hostia y el cáliz en el altar, enaltece mi cama, mi cuerpo, mi casa y todo su alrededor; líbranos de los malos propósitos de brujos, hechiceros y de hombres y mujeres. JESÚS, MARÍA Y JOSÉ.

Oración al manto de Jesús

Me arropo con Jesús como abrigo y la túnica que le cubrió antes de ser crucificado, con las vestimentas sobre las que los soldados que lo encarnecían echaron suertes.

En la túnica de Jesús hay sanación, en la túnica de Jesús hay libertad.

Al pie de la cruz encuentro misericordia y compasión, al pie de la cruz encuentro amparo y protección, bajo el crepúsculo del Altísimo, y a la luz del Espíritu Santo.

Mi vida está vestida con Dios y el diablo no la puede tocar.

Estoy sumergido con Cristo y su santo sudario me arropa.

Cristo se impone, Cristo guía, Cristo domina, Cristo de los peligros me defienda. Cristo salva y sana y viene otra vez.

Cristo delante y detrás de mí, Cristo dentro y sobre mí,

El amor materno de la Virgen me refugia. El manto de la Virgen me incluye.

Demando la protección y salvaguarda de mi bautismo y mi confirmación.

Nada ni nadie podra separarme del amor de Dios. Aquel que me fortalece y todo lo puede.

La sangre de Cristo me baña, el poder de Dios me abraza y el amor de Dios me impulsa.

Seré sujetado, custodiado e imperceptible en el sagrado hábito de la Virgen María, y de Jesucristo por el poder de su hostia consagrada y del cáliz bendito en la hora de la santa misa.

De la Santísima Trinidad me confío y de la leche que consagró y santifico en los pechos de María Santísima.

El poder de María es tan fuerte y vencedor, que salva al que es inocente y castiga al traidor.

Me acompañen las manos de San Blas mi señor, adelante y detrás; las manos de San Pedro mi señor, adelante y al medio; y las manos de la Virgen María, de día y de noche.

Dios conmigo, nadie contra mí. Salvo soy, salvo seré, salvo andaré. Amén.

Oración frente a la Sábana Santa

Señor Jesús,

ante la Sábana Santa, como en un espejo,

contemplamos y reflexionamos sobre el misterio de tu pasión y muerte por nosotros.

Es un amor muy grande

con el que nos amaste, hasta el punto dar la vida por el último pecador.

Es un amor muy grande,

que también nos inspira y anima a dar la vida por nuestros hermanos y hermanas.

Las heridas infringidas en tu ofendido cuerpo

Meditamos y reflexionamos en cada herida ocasionada por cada pecado:

Te pedimos perdón, Señor.

En el sosiego de tu rostro abatido

descubrimos la expresión sufriente de cada hombre:

ampáranos y protégenos, Señor.

En la paz de tu cuerpo que yace en el sepulcro

reflexionamos y profundizamos en el misterio de la muerte que espera la resurrección: escúchanos, Señor.

Tú que nos envolviste a todos en la cruz,

y nos encomendaste como hijos a la Virgen María,

no permitas que nadie se sienta lejos de tu amor,

y que en cada rostro podamos encontrar tu rostro,

que nos convida y estimula a amarnos como tú nos amas.

Qué es la Santa Camisa y cuál es su significado

La Santa Camisa o Santa Túnica fue una de las prendas de vestir que Jesús de Nazaret portaba antes de ser crucificado. Precisamente, se trata de la vestimenta más interior de la indumentaria que cubría su cuerpo y sobre ella vestía otras prendas que eran las que estaban a la vista.

La iglesia católica ha considerado tanto a la prenda como al acto de despojar a Jesús de ella, dejando su cuerpo a la vista, como símbolos para orientaciones de la doctrina cristiana. La Santa Túnica ha sido, por su naturaleza, elemento de devoción desde la Edad Media y los lugares donde sus posibles reliquias se colocan, continúan siendo hoy en día, destinos para la peregrinación.

Sin embargo, en Alemania, Francia y Rusia existen actualmente varias reliquias que reclaman también ser el traje que Jesús portaba durante los momentos precedentes a su crucifixión. Para fundamentar su presencia en los respectivos sitios donde está depositada, cada una de ellas está asociada a una tradición distinta. Y la Iglesia no se pronuncia sobre la autenticidad de las mismas, pero acepta su culto, como representación pictórica de elementos del cristianismo al igual que una escultura de Jesúcristo.

Tradicionalmente la Iglesia católica considera a la Santa Túnica como una alegoría, es decir un símbolo de la unidad de la Iglesia debido a su carácter de pieza tejida.   En la obra De unitate ecclesiae de Cipriano de Cartago este plantea que su particularidad estriba en haber sido tejida de arriba a abajo  y que esto significa que la unidad que Cristo trae proviene de lo alto, del Padre celestial, y por ello no puede ser desgarrada por quien la recibe, sino que debe ser admitida en su integridad.

La Iglesia católica considera que la santa camisa representa la unidad profunda que es identificada con el Espíritu Santo. Esta túnica se conserva en La Catedral de San Pedro de Tréveris, la iglesia más antigua de Alemania. Desde el año 1512 se han celebrado peregrinaciones con motivo de su exhibición al público. En 1930, estas peregrinaciones adquirieron un carácter ecuménico, por lo que el obispo invita a participar a  todos los cristianos independientemente de su denominación. Por otro lado, a esta santa túnica también se le ha considerado como una encarnación de la protección del pudor y la dignidad del cuerpo humano. ​

¡AMEN!


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