El edicto de Milán fue la promulgación de una serie de acuerdos sostenidos en una reunión en esta ciudad por los dos emperadores del imperio romano de la época Licinio y Constantino (de oriente y occidente respectivamente).
Poniendo fin a la persecución religiosa, y sentando las bases de la libertad religiosa, pieza fundamental de las sociedades modernas.
Si quieres aprender más sobre este apasionante tema, pues sigue leyendo el presente artículo!!!
TABLA DE CONTENIDO
Quién fue el Edicto de Milán
En la ciudad de Milán, en el año de 313 a inicios del mes de febrero, sosteniendo una reunión de los dos emperadores romanos Constantino y Licinio, establecen que cualquier ciudadano romano (incluidos los cristianos), podían seguir la religión que les pareciera mejor.
Superando con creces el decreto emitido por Galerio, en el cual se toleraba dentro del territorio Romano a los cristianos.
A través de este “Edicto de Milán” los emperadores Constantino y Licinio, uno de Occidente y otro de Oriente, se daba el inicio para que los cristianos pudieran vivir sin necesidad de ser cristianos.
A raíz de este Edicto (decreto), los cristianos ascenderían dentro de la escala de cargos, dentro del imperio Romano de la época, tanto así que incluso uno de los emperadores del Imperio Romano que dio este Edicto, término siendo cristiano.
Dando tantas donaciones a la iglesia católica, que estas formarían los cimientos de todo el poderío, que al paso de los años poseería esta iglesia en el mundo.
La misma madre de este emperador cristiano, la cual figura como santa dentro del panteón cristiano, Santa Elena, la cual además de ser una de las personas más representativas de esta religión de la época.
Fue una de las que ejerciendo su influjo para que al pasar de los años, esta religión que desde sus inicios fue perseguida y sufriendo intentos de ahogarla en baños de sangre, terminaría siendo la opción única dentro de las religiones que los súbditos podían seguir.
Muestra de esto fue el decreto imperial CunctosPopulos, decretado por el emperador Teodosio, por el cual declaro a la iglesia Católica como la única religión que legalmente podía practicarse dentro del Imperio Romano.
Es increíble si pensamos que en tan solo tres siglos esta religión pasó de ser una religión proscrita y perseguida, a convertirse en la única religión con apoyo del poder civil, hasta ser considerada por decreto imperial la única religión del imperio, prohibiendo todas las demás.
Con el decreto imperial del 313 se daba inicio a un largo peregrinaje, que al día de hoy se considera ideal o idóneo para el desarrollo de la Institución que fue fundada por Jesucristo para que continuase con su obra salvadora en este plano terrenal.
Se podría decir que al ser declarado el cristianismo como la única religión, por parte del poder civil romano, creo las bases para una historia turbulenta y atormentada.
Esa mezcla confusa de poderes (religioso y el civil) dio pie e inicio de una cantidad de realidades de las cuales el día de hoy nadie puede enorgullecerse.
A raíz del Decreto del 313, hace su entrada dentro de la historia del mundo y de la iglesia un elemento, que al día de hoy es considerado se considera decisivo para una organización social política correcta, este elemento no es más que la “libertad religiosa”.
Al Obispo San Ambrosio de Milán fue quien años después se le debe agradecer dos enseñanzas en extremo claras, los cristianos deben ser los mayores y más leales servidores de la autoridad civil.
Y la segunda de estas enseñanzas es que la autoridad civil, debe dar a cada uno de sus súbditos la garantía de gozar de la mayor y más plena libertad en los terrenos sociales y personales.
Ya teniendo estos grandes avances en el orden social y religioso, significo una pena que a posterior se diera paso de hacer a la religión cristiana la religión única dentro del estado romano.
El origen del Edicto de Milán
El EdictumMediolanense (en latín) o el Edicto de Milán (en castellano), fue conocido también como la tolerancia al cristianismo, este edicto fue promulgado en la ciudad de Milán dentro del año de 313.
En este edicto se establece lo que se considera como la libertad de religión dentro del Imperio Romano, poniendo fin al proceso de persecución llevadas a cabo por las autoridades romanas contra algunos grupos religiosos, en especial los cristianos.
Este edicto fue firmado y llevado a cabo por los dos emperadores del imperio romano, Constantino I (El Grande) emperador del imperio de occidente y por Licinio el emperador del Imperio de Oriente.
Dándole de esta manera legalidad a todo lo largo y ancho del Imperio Romano (sumamente extenso para la época).
La historia del Edicto de Milán
A inicios del siglo IV, los seguidores de la fe cristiana fueron objeto de grandes y terribles persecuciones.
El emperador Diocleciano, en conjunto con Galerio, llevaron a cabo en el año 303 algo llamado la “Gran Persecución”, todo esto motivado por un intento de restauración de la unidad del imperio, puesta en juego (a su manera de ver las cosas) por el gran crecimiento de la religión cristiana dentro de las fronteras del imperio.
Algunas de las medidas adoptadas dentro de este turbulento periodo, fueron la de demoler las iglesias cristianas, quemar las copias de las escrituras sagradas (biblia) y condenar a muerte a las autoridades de la iglesia.
Prohibió a los cristianos la posibilidad de ostentar cargos públicos y derechos civiles de algún tipo, ofrecer sacrificios a los dioses so pena de muerte (en caso de negativa), entre otras muchas medidas tomadas.
Frente a lo ineficaz de todas estas medidas para acabar o eliminar al cristianismo, Galerio impulsado por la clemencia y la oportunidad política, elaboro y promulgo en el mes de abril del año 311, el decreto (de indulgencia) donde se ponía fin a toda la persecución cristiana.
A través de este decreto de indulgencia se les otorga a los cristianos la existencia legal y la libertad para la construcción de templos y la celebración de reuniones.
Por su parte y en simultáneo, Constantino fue elegido emperador en occidente. Luego de derrotar a Majencio en el año de 312, luego de su nombramiento para el mes de febrero del año 313 se reunió con Licinio emperador del oriente, en la ciudad de Milán.
Entre muchas otras cosas a lo largo de esta reunión, se trató el tema de los cristianos y acordaron publicar nuevas disposiciones a favor de estos.
El resultado final de esta reunión entre los dos emperadores del imperio romano fue lo que se conoce como el Edicto de Milán, pese a que muy probablemente no existiera ningún edicto promulgado en esta ciudad por los dos emperadores.
Sin embargo lo que se acordó en esa reunión fue publicado por el emperador Licinio en edicto para la parte del imperio que le correspondía (la parte oriental).
Este texto queda registrado en la historia a través de una serie de cartas escritas en el año 313 a los gobernadores de las provincias, las cuales fueron recogidas por Eusebio de Cesarea en su texto Historia eclesiástica y por Lactancio en su texto De mortibuspersecutorum.
En estas cartas en su parte primera se establece el principio de libertad religiosa, derecho que ocupa a todos los ciudadanos, y en consecuencia, se les da el reconocimiento explícito a los cristianos el derecho a disfrutar de esa libertad.
A través de este edicto se le permitió a cualquier ciudadano la práctica de la religión propia, esto no solo se incluía a los cristianos, en su lugar se incluía a cualquier ciudadano y a todas las religiones y cultos.
En la segunda parte de las cartas se decretó la restitución a los cristianos de sus antiguos lugares de culto y reunión, como también todas las otras propiedades que habían resultado confiscadas por las autoridades en la persecución anterior.
Muy lejos de dar atribuciones a los cristianos, el edicto intenta obtener la benevolencia de todas las formas de culto religioso, esto consonó con el sincretismo practicado por ese entonces por el emperador Constantino.
El cual pese a favorecer abiertamente a la iglesia católica, siguió al menos por un tiempo rindiéndole culto al invicto sol.
En todo caso a raíz del edicto se presentaron cambios fundamentales, tales como, que el paganismo deja de ser la religión oficial del imperio romano, dándoles a su vez a los cristianos igualdad de derechos en relación al resto de los ciudadanos.
Esto dio lugar a que la iglesia católica pasa a ser una religión lícita dentro del imperio, con el respectivo reconocimiento de carácter jurídico, lo que sin lugar a dudas permitió un florecimiento rápido de esta religión en el imperio.
Consecuencias del Edicto de Milán
Las consecuencias de la reunión en Milán de los dos emperadores del imperio Romano y la consecuente promulgación de los acuerdos obtenidos en esta reunión, trajo una cantidad de consecuencias dentro del imperio, algunas de ellas son:
- La estabilización política y social del imperio.
- El establecimiento de la unidad imperial al llegar acuerdos por parte de los dos emperadores del imperio.
- La legalización de la libertad de culto y religión dentro de todos los ciudadanos del imperio.
- Se pone fin a la persecución religiosa dentro del imperio (en especial a los cristianos).
- Se generan las condiciones favorables para el florecimiento y fortalecimiento de la religión cristiana.
- Entre otras.
Cuál fue la importancia del Edicto de Milán
La principal importancia de este edicto fue conseguir la estabilización de la situación, política y social dentro del imperio romano de la época, además de favorecer y permitir el florecimiento de la religión cristiana a lo largo y ancho y del imperio Romano.
Lo cual fue indispensable para el florecimiento mundial de esta religión.
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Nos vemos en el próximo articulo!!!