Poderosa Novena a la Sangre de Cristo: Oración a la Sangre de Cristo para todos los días y gozos para cada día de la novena

Con este artículo que hemos preparado hoy aprenderás a realizar la Poderosa Novena a la Sangre de Cristo. La Novena dedicada a la Sangre de Cristo es una plegaria que efectúan los devotos católicos para lograr la bendición de Jesús Cristo, la limpieza y purificación por el simbolismo de su sangre.

Vale la pena recordar que una novena es un ejercicio de religiosidad que se realiza durante nueve días, basados en la idea de hubo 9 días entre la ascensión y Pentecostés. Pero tienen una tradición histórica cultural y dedicarse a Cristo mediante alguna advocación, o a un santo canonizado.

Esperamos que prestes atención para que aprendas cómo realizar la Poderosa Novena a la Sangre de Cristo y la efectúes con devoción.

TABLA DE CONTENIDO

Poderosa Novena a la Sangre de Cristo

La oración o plegaria a la Sangre de El Mesías la realizan millones de fieles católicos en el mundo para solicitar tanto a los santos como al propio nazareno la resolución de sus problemas y necesidades.

Lo recomendable es que dicha invocación se haga, como decía el famoso predicador Norman Vincent Peale, con palabras naturales, no rebuscadas, y como si se estuviera conversando con Jesús.

Veamos a continuación cómo es todo este proceso.

Oración a la Sangre de Cristo para todos los días

Las plegarias o rezos diarios están formados por distintas invocaciones que se efectúan antes de la novena del día.

Estas oraciones pueden ser tomadas de los Salmos o de otros textos bíblicos.

Veamos la siguiente oración:

Poderosa Novena a la Sangre de Cristo

Señor Jesús, aunque nuestros ojos se nublen de lágrimas y nuestra alma desfallezca

aunque el destino conspire y nos cubra con sus horrores y sus sombras de oscuridad detengan nuestro paso

aunque el viento pulule y la muerte se obstine en arrancarnos la vida

llevamos siempre el escudo de la salvación por tu sangre.

Amén.

También puedes realizar a diario la oración del perdón, muy corta pero igual de “efectiva”, recuerda que con relación a las plegarias que se realizan lo importante es la fe:

Señor Jesús, sé tú mismo quien me devuelvas de las sombras sin retorno y me traigas a la luz.

Intentaré no pecar porque no quiero fallarte.

Perdona cualquiera de mis pecados por el pacto que hiciste con tus hermanos todos en tu sangre.

Amén.

Gozos para cada día de la Novena

Cada día de la novena debe ser de alegría y disfrute. Para ello, he aquí lo que te recomendamos:

Primer día

Aceptación de Jesús redentor

Aquí hemos de recordar que el Salvador nos redimió con su sangre, mediante un pacto en el que perdona nuestras faltas.

Un sujeto iba a suicidarse cuando inadvertidamente escuchó las palabras de un predicador en la radio: “Cristo ha venido a llamarte porque no quiere que tu alma se pierda”, entonces de pronto vio el mundo de otra manera y desistió de su empeño.

Coro: Adorado Jesús/ alumbra mi mente y mi corazón.

Segundo día

Unidad con todo lo que nos rodea

Dios nos llama a sentir aprecio por todo lo que nos rodea: la naturaleza, nuestros familiares, vecinos, amigos, extraños y nosotros mismos, porque todo fue hecho por Dios para la contemplación y la vida, la hermandad y la paz mundial.

Personas que se sobrevivieron a los campos de concentración nazi, como la niña Ana Frank, cuentan que al levantarse y pensar que pronto estarían muertas, les hacía amar más a todas las cosas del mundo.

Coro: Alabad, al Señor/ el hizo todas las cosas del mundo.

Tercer día

Perdonar para librarse de una carga onerosa.

El sabio Leo Buscaglia cuenta que en Estados Unidos una mujer decidió perdonar al asesino de su hijo. No podía vivir con tal situación hasta que pidió una entrevista con el prisionero; al principio éste se negó pero luego la aceptó. Ambos se abrazaron y lloraron juntos. La madre volvió a casa con su alma y pensamiento más tranquilos. Los lectores de la prensa la tildaron de loca, o degenerada.

¿Acaso no dijo el propio Cristo, perdónalos Señor porque no saben lo que hacen?

Coro: Señor, gracias por tu bondad y tu perdón/ tu sangre es signo de tu perdón.

Cuarto día

Dios está con nosotros en la alegría y el dolor

Dios no es una deidad de muertos, sino de vivos, ya lo dijo San Pablo. No exprese que ha enterrado a su familiar muerto, sino a su parte corporal, porque él sigue vivo al lado de Cristo, que es la resurrección y la vida, y quien cree en él nunca muere.

El famoso predicador Norman Vincent Peale cuenta un incidente en el que una vez predicando en Georgia, en un servicio metodista, llegó el momento de los himnos y el obispo Arthur Moore pidió a todos los predicadores de la congregación que subieran al estrado para cantar juntos. Entre los que venían, Peale vio a su padre ya fallecido cantando con todo vigor y mostrando una luz radiante en su rostro (Peale, 1975).

Coro: ¡Oh, Señor!, tú has vuelto de la muerte/en gloriosa resurrección.

Quinto día

Los problemas del mundo

Mucha gente pierde la fe porque ve que el mundo no ha podido resolver todavía sus problemas más cruciales de hambre, violencia, guerras, y se preguntan ¿dónde está Dios?, no está allá, ni acá, ni a la derecha ni a la izquierda sino dentro de ti. Vosotros sois dioses, dice el Antiguo Testamento.

Una mujer, a la que llamaremos Helena, era atea, no creía en nada de estas “tonterías” hasta que un día su hijo cayó preso y enviado a una de las cárceles más peligrosas.

Como su hijo era un ex funcionario de la policía, los reclusos pensaron en lincharlo en cuanto llegara la noche; su madre atea, ahora rezaba por él.

Cuando el muchacho vio que los sujetos degenerados se aproximaban hacia él, corrió hasta la puerta de salida, las rejas estaban abiertas inexplicablemente, se puso a salvo sin que nadie supiera cómo, luego fue sacado del lugar y llevado a otro sitio más seguro. Cuando el muchacho salió de la cárcel, él y su madre leían juntos las Sagradas Escrituras.

Coro: Alabada sea la bondad de Dios.

Sexto día

Entrar al Santuario del Señor

Un sujeto, también ateo, antes de morir pidió que no lo enterraran sin llevarlo primero al santuario del Señor para ser un hermano más de Cristo.

Coro: Mi Señor, para ti nada es imposible/ si te pedimos con fe.

Séptimo día

La sangre del Cordero aleja a  Luzbel

Gran parte de la actividad de Jesús se concentró en la expulsión de demonios que acosaban a la gente. El diablo es un ángel caído, y representa el mal, la duda, la lascivia, la violencia, la mentira y el lazo para asesinar, el alejamiento de Dios, entre otros.

Se cuenta que una familia completa se entregó a las prácticas de hechicería, fumar el tabaco, e invocar espíritus del mal. El lugar se minó de visiones oscuras, voces, lamentos, y cierto día murió el jefe de la casa, le siguió dos meses después la matrona, el esposo de una hija, y así en escala de manera inexplicable, hasta que se vieron obligados a vender la casa. Algunos acudieron a la Iglesia para pedir que la Sangre de Cristo los librara “del malo”.

Coro: Bienaventurados los que se protegen/ con la Sangre del Señor.

Octavo día

Recordar los sucesos bíblicos relacionados con la Sangre

En la Biblia (Ex. 12:13) se explica que Moisés festejó la Pascua y ordenó a su pueblo israelita que impregnara  las puertas de sus casas con sangre para que el ángel de la muerte no matara al primogénito. Siglos después, será la Sangre de Jesús la que nos proteja de la muerte eterna.

Innumerables personas que andaban perdidas, candidatas seguras a la muerte en el mundo del delito, de los carteles de la droga, encontraron esa Sangre en la Biblia, porque Dios salió a su encuentro dentro de la misma prisión y volvieron a la vida normal como nuevas.

Coro: Dios Mío, acuérdate de mí/ así como yo me acuerdo de ti.

Noveno día

Recibir el sacramento de la Eucaristía

Este momento es referido en Mateo 26: 27-28 cuando El Mesías toma el cáliz o copa y dando gracias a su Padre, se la pasa a sus discípulos diciéndoles que el vino era (metafóricamente, claro) su Sangre en el nuevo pacto, a favor de todos,  para el perdón de los pecados.

A partir de allí se estatuyó el Sacramento Eucarístico.

Es verdad que en el Antiguo Testamente se establece taxativamente la prohibición de comer o ingerir sangre, pero no es eso lo que está proponiendo Jesús, sino realizando un ritual en nombre de la Sangre que derramará al morir.

Se relatan muchos milagros ocurridos en la época contemporánea en el momento de la Eucaristía, pero la Iglesia también se ha mostrado cautelosa respecto a los mismos.

Alabanzas a la sangre de Cristo

Veamos ahora cómo podemos crear una Alabanza a la Sangre de Cristo.

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Jesús, Señor, que fuiste anunciado por los profetas.

¡Santificada es Tú Sangre!, la que derramaste por nuestro rescate.

Por la reconciliación con Dios, purifícanos a todos en la Eucaristía.

¡Alabado seas Señor!

Ahora que la conoces, realiza la Poderosa Novena a la Sangre de Cristo y actúa conforme los preceptos de Nuestro Señor Jesús.

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