Nada mejor que la comunicación directa con Dios a través de La oración para entender tus angustias e inquietudes al formar a tu familia. Él es un Padre afectivo que quiere para cada uno de sus hijos lo mejor; Él los vigila y resguarda. La oración es la vía para recurrir a él en cualquier momento.
La oración es un poderoso sendero para interceder ante nuestro Señor Jesucristo por nuestros hijos, especialmente en aquella circunstancia poco frecuente como es el caso de que debido a múltiples causas, no podemos estar físicamente cerca de ellos ya que están muy lejos de nosotros.
A través de esta plegaria, conseguimos, implorándole a Dios que los acompañe continuamente, les ilumine y conceda seguridad, y los aleje sin cesar de nuestros hijos cualquier escenario que pueda incluso afectarles. Con esta oración podemos estar más cerca de ellos.
TABLA DE CONTENIDO
Oración por los hijos que están lejos
Cristo Jesús, mi consagrado amigo, gracias por escucharnos.
Me dirijo a ti,
para suplicarte por mi hijo que está en una nación lejana.
Tú, que tienes los anhelos de estar a su lado,
Lo dedico a Tu consideración por esa razón.
Maestro, auxílielo en su camino.
Facúltele para vencer cualquier dificultad que pueda experimentar.
En consecuencia, perdurará a lo largo de la vida cotidiana.
Dios bendito, dale tu mano, me doy cuenta de que podemos depender de tu seguro.
Dios mío, ve con él
Evité su salida, al igual que su travesía.
Concédale su esfuerzo y Cúbrelo con tu santo manto
con tu escudo defensivo, pasea delante de él
en los tiempos de sombra, en la noche oscura
Que tu luz sea su guía, que tu voz le vigile y que tu amor reaccione en él.
Revélate Mi Dios y cuídalo, toma en cuenta mi súplica
Concédeme el placer de verlo sobrevivir
Ante cualquier confusión encrucijada que puedas descubrir en tu camino.
Jesús, guía, aparta y sella con tu alma defensiva
y alejar de él, el sinvergüenza,
Concédele Señor mucho bienestar, como el pan de cada día.
¡Benefícialo, Dios, que nada necesite, que nada lo asalte!
es más, aísla todo lo horrible de él,
Estoy seguro de ti, Señor. Lo sospecho, lo proclamo.
para agradecerte, me presento ante ti,
por todas las grandiosas dotaciones y favores con los que llenas mis días.
Qué felicidad tan extraordinaria es aclamar a su hijo y darse cuenta de que
es su luz hermosa la que me ayuda, trata conmigo y me llena de euforia y asombro.
Así mismo, Padre, les agradezco por cada una de esas personas
que forman parte de mi vida, por mi fascinante familia y por mis compañeros.
Rebosante hoy, de confianza y expectativa,
Necesito diseñar una petición excepcional
para las personas que se acercan de mi corazón,
pero que por extrañas razones han necesitado
construir sus vidas en sitios lejanos.
Dios Querido, hay personas a las que aprecio pero que la separación me impide abrazar.
Hoy los abrazo con mis ruegos y les pido que las controlen,
las cuiden y las acompañen todos los días de sus vidas.
Ruego que su aprobación caiga sobre mis amigos y familiares que están allá.
Si no es problema, levanta tu alma y dales fortaleza para vencer las dificultades,
confía en que llenos de triunfos y alegría, si no le importa defenderse
de todo resentimiento y malestar en sus vidas y particularmente:
vaya todos los días con ellos ,
para que puedan cumplir sus fantasías y sus deseos más destacados.
Lo que es más, si por razones desconocidas
la separación angustiara tu espíritu,
murmurará en tu oído declaraciones inspiradoras
y esperanzas y hará que recuerden que cuando el amor es válido,
subyace cualquier circunstancia,
cualquier separación
y eso es más trascendental que la pena de la partición.
Te lo agradezco mucho Señor,
ya que mi súplica escuchas y te lo agradezco amablemente
por todas las cosas extraordinarias que harás en nuestras vidas.
En ti colocamos nuestras fantasías
y nuestras expectativas,
ya que eres devoto, amoroso y considerablemente amable,
Amén.
Importancia de la oración
El diálogo entre el ser humano y Dios es establecido a través de la oración. Es el mejor medio para expresar y transmitir nuestras vacilaciones e inquietudes, necesidades físicas, o espirituales a nuestro Padre Celestial. La oración comprende una disposición directa y sincera de nuestro espíritu y el Espíritu Santo, para así complacerse de la presencia de Dios y la unión con Cristo.
Para pedir protección por los hijos que no están cerca de nosotros, debemos hacer una oración reconociendo que siempre tenemos que bendecirles. Que si no podemos estar con ellos, lo que mejor podemos hacer es orar siempre por ellos y cubrirlos para que Dios los proteja. Cuando bendecimos a nuestros hijos que no están cerca de nosotros, esbozamos una línea de bendición a favor de sus vidas y eso hace que todo lo que emprendan les salga bien.
Si quieres que tus hijos estén bien y que siempre triunfen a donde quiera que vayan, debes hacer una plegaria por la protección de los hijos. Reza por ellos, y verás que Dios obrar a favor de ellos, sus estudios, sus negocios, sus trabajos o cualquiera sea la razón por la que hayan decidido irse lejos de casa.
Un factor importante de la oración es que los seguidores de Cristo deben orar con integridad de corazón, sin rencores escondidos.
Oración de protección para los hijos
Padre, en esta mañana
me arrodillo ante ti
para suplicarte
por la vida de mis hijos.
Ya están crecieron y tuvieron
que irse lejos,
por lo que te ruego que los bendigas
y los resguardes a donde
quiera que vayan.
Señor, solo tú puedes verlos
cuando yo no puedo
y puedes conducirlos y protegerlos
en todas partes.
Te pido Señor, ahora que no están
que tu sabiduría y protección
vayan con ellos siempre.
Mira que se están adentrando
a un nuevo mundo
que tal vez no saben
cómo afrontarlos.
Dales la sabiduría para
que puedan caminar
siempre tomados de tu mano.
Señor, aparta toda piedra
de tropiezo de ellos,
y quita todo aquellos que el enemigo
quiera hacer en contra de sus vidas.
Ayúdanos a salir adelante como padres
y a recuperarnos de este momento,
nos sentimos solos sin ellos,
pero sabemos que es parte
del proceso de la vida.
Señor, envía ángeles que siempre
los acompañen para que
todo les salga bien.
Siempre hemos querido
que nuestros hijos triunfen en la vida,
pero lo pueden hacer solo,
si están agarrados de tu mano.
Padre, recuérdales siempre
que aquí estamos sus padres
que los amamos.
Y que si cualquier cosa no sale
como ellos pensaban que
siempre tendrás
la dicha de volver a casa.
Recuérdales siempre
que los amamos
y que estamos muy
orgullosos de ellos.
Señor, no permitas que los accidentes
puedan alcanzarlos o que
las malas situaciones
se apoderen de sus mentes.
Recuérdales que aunque pasaste
por momentos difíciles aquí en la tierra,
Tú Jesús nunca te venciste.
Enséñales a ser fuertes
para la nueva familia
que pueden formar y enséñales
a ser responsables en
todo lo que hacen.
Señor enséñales tu disciplina y tu amor
y que siempre puedan ver más allá
de lo que sus simples ojos puedan ver.
Muéstrales siempre tu amor
y comprensión,
para que se sientan seguros
a donde vayan, te lo pido Señor.
Amén
Cómo superar la partida de un hijo
Es muy habitual que la soledad, la melancolía, la tristeza, la angustia, la preocupación, el cansancio, la desmotivación para hacer las tareas cotidianas, asalte a los padres cuando sus hijos se independizan. Este conjunto de sensaciones conocido como el “síndrome del nido vacío”. Consiste en un momento de la vida que suele durar pocos meses, que es el tiempo que tarda en encajar todo lo que conlleva haber dejado de convivir con los hijos.
El “síndrome del nido vacío” es un período, psicológicamente, de gran impacto para los padres, y especialmente cuando estos han dedicado la mayor parte de su tiempo a la crianza de los hijos. Si estás atravesando por este momento, o está cerca, no olvides que la partida de tus hijos tiene un lado muy positivo y en el debes centrarte.
Si tus hijos son independientes y han decidido marcharse para estudiar o formar un nuevo hogar, significa que has hecho un buen trabajo como padre. Recibieron los instrumentos y herramientas necesarias para valerse por sí mismos y ahora están en capacidad de responsabilizarse por sus propias vidas.
Sara Montejano, psicóloga clínica y coach, destaca lo siguiente, “es un proceso de adaptación a la nueva situación, casi un duelo, del que incluso podemos sacar cosas positivas: siempre que no se vuelva patológico (ocurre si se alarga demasiado) puede ser un periodo de reflexión, en el que uno busca nuevos objetivos en la vida”.
¡SEÑOR, VELA POR MIS HIJOS!