En este documento conozca la Oración por las ofrendas para el engrandecimiento del reino, Qué es una ofrenda y cómo mide Dios nuestra ofrenda
Las ofrendas y los diezmos aparecen propiamente en el Antiguo Testamento como una contraprestación del pueblo de Israel a Dios, por haberles dado el territorio que habitaban. Permitían también que los sacerdotes y levitas tuvieran un modo de vida, que siglos después, sus herederos de la Nueva Era pretenden utilizar para enriquecerse.
Por ejemplo, el Padre Pernía, nos dice que el diezmo es más un asunto del Antiguo Testamento, puesto que en el nuevo no se menciona cual si fuera una obligación.
Despejemos todas estas dudas en el desarrollo de este interesante artículo.
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Oración por las ofrendas
Antes de entrar en la oración recordemos que ni Jesús ni los apóstoles mandaron a cobrar el diezmo, y mucho menos de 10% del salario.
En el Nuevo Testamento lo que se habla es de una colecta, ayuda, apoyo, y de compartir todo lo que tengan los hermanos en Cristo, pero no de 10% semanal en dinero (Lc.10:3-7, 1Tim. 5:18). Menos todavía dice que deba pagarse con las tarjetas de Crédito o de Débito, como pretenden muchas sectas de corte “cristiano”.
El dinero del templo de Jerusalén más bien lo que sirvió en aquellos tiempos fue para crear rivalidades entre sus administradores, ex comulgar a muchos y hasta guerras internas que no dejaron nada bueno.
Aclarado un poco el tema de las ofrendas, realicemos entonces una oración:
¡Señor Cristo..!, te agradezco por todo lo que me das y me has servido para crecer en tu Palabra, todo cuanto tienen mi familia, amigos y allegados, se debe a tu bondad, protección, y justicia.
Gracias por tus alimentos, y tu sabiduría que nos convierte en personas mejores.
Asimismo, gracias por permitirme un día más de vida, para alabarte, adorarte, quererte y tenerte siempre cerca.
Sin ti ni yo ni mi familia seríamos nadie. Gracias Señor. Amén.
En el mismo orden de ideas, recuerda todo lo que nos “ofrenda” Nuestro Señor debe ser bendecido por nosotros como mecanismo de agradecimiento por los favores recibidos.
Qué es una ofrenda
Ofrenda viene de la acción de ofrecer, de dar algo, y en el caso de la religión se refiere a dirigirse a Dios, a una divinidad o a un santo, entre otros.
Digamos entonces que, siendo Dios el dueño del mundo, dado a nosotros por su hijo Jesucristo, estamos obligados a administrarlo y servir como mayordomos a los cuales un día se les pedirá cuentas, se habla entonces de presentar una ofrenda.
Lo ofrecido se da como prueba de respeto o reconocimiento y veneración, por eso escuchamos en la radio que se realizó una ofrenda floral ante el Padre de la Patria, en el monumento conmemorativo de las personas que murieron durante una dictadura, un accidente de tránsito, el hundimiento de una embarcación, entre otros.
Una ofrenda es entonces un ritual que llama a la memoria, al recuerdo, como en el Día de los Difuntos, que es una mezcla donde los europeos colocan en las tumbas flores, cirios, velas, fotos, entre otras; y posteriormente los pueblos indígenas le agregaron el perfume o sahumerio, comida, y flores como la de cempasúchil.
En el caso de la ofrenda de Dios, las Escrituras indican que es todo aquello que se presenta para adorar al Señor. En algunos casos, casi siempre en otros tiempos, era objeto o animal sacrificado que se entregan voluntariamente.
Se sabe que algunas religiones son las que establecen la ofrenda y tipo a otorgar, pero siempre debe ofrecerse con el corazón, no con tristeza sino con alegría, no por necesidad, porque Dios prefiere al que da con júbilo.
Primero, es un privilegio de todos los fieles de la religión cristiana y luego, debe responder a lo que se haya propuesto el corazón.
Es así que, podemos suministrar nuestras ofrendas a la Iglesia, a quienes nos han ayudado, a la memoria de personas que conocimos o amamos, a los necesitados, entre otros.
Cómo mide Dios nuestra ofrenda
No es ocioso decir que, la mejor ofrenda es la que das diariamente con tu proceder cristiano de amor hacia los demás, humildad, alegría hacia la vida, cuando cantas, oras, deseas recibir a Dios, le hablas, atiendes a un niño que mendiga, a un pordiosero, en fin, ayudas o das de corazón, obras por amor a Dios.
Para ser así, no tienes que tener grandes sumas de dinero, y Dios no mide el tamaño de nuestro corazón por el de las ofrendas sino por la intención que nos anima. De modo que incluso una persona pobre también puede dar aunque sea relativamente poco. No es necesaria una aritmética de los sentimientos.
El evangelio de Marcos 12: 43-44 cuenta que un día Jesús se sentó en el templo a mirar a la gente que presentaba sus ofrendas y vino una viuda pobre que depositó dos pequeñas monedas de cobre. Muchos eran ricos y daban bastante, mientras la mujer solo dio un poco de su dinero. No obstante, para Dios, la devota había dado mucho más que la totalidad de los que habían obsequiado en aquel día porque había entregado todo lo que tenía, todo su haber o sustento. Entonces Jesús dijo:
“De cierto os digo que esta viuda pobre echó más de lo que todos vertieron en el arca; porque todos echaron lo que les sobraba; pero ella, aun siendo pobre, dio todo lo que tenía”.
Muchos creen que al dar a la Iglesia X o al pastor Y están cumpliendo con su cuota y no necesariamente es así, puesto que si ayudas a tu prójimo con lo poco o mucho que tengas y lo haces de corazón, esto será visto ante los ojos de Dios como una gran ofrenda para Él, quizás con mayor benevolencia que cualquier suma de dinero llevada a las manos de quien solo busca enriquecerse.
Enseñanza de una ofrenda en el Antiguo Testamento
Una ofrenda muy famosa conocida del Antiguo Testamento ocurrió cuando Dios sacó a su pueblo de la esclavitud de Egipto y lo condujo hasta Canaán, para entregarle un territorio rico y fértil.
Luego, de todo lo que sembraban y cosechaban en este lugar, Dios pedía que le entregaran la primera décima parte. Esto era lo que se llamaba “diezmo”, pues la significa la décima parte.
El propósito de esta ofrenda de alimento, no de dinero, era recordarle a la gente que todas las cosas pertenecen a Dios, e indicarles que deben colocarlo en primer lugar en sus vidas. Entretanto, les permitía quedarse con nueve décimos del producto que obtenían. En el Antiguo Testamento (Lev. 27:30) se refiere a que parte de lo sembrado era para Yahveh.
Aparte de los diezmos, las personas podían realizar ofrendas de modo voluntario, entregándolos a los sacerdotes.
Así fue cómo empezaron a ganarse la vida, pues no contaban con tierras propias. Nadie podía presentarse a adorar con las manos vacías.
Hubo gente que robó a Dios, y entonces eran malditos como se indica en Malaquías 3:9 y ahora el asunto ha degenerado en sectas que establecen un porcentaje (10%) del dinero devengado por sus fieles y hasta se cobran con máquinas de raspar tarjetas para que quienes no cuentan con efectivo no tengan “excusas” para no dar realizar la “ofrenda”.
Enseñanza de una ofrenda en el Nuevo Testamento
En un capítulo anterior hicimos mención de este aparte, no obstante queremos recordarte que el Nuevo Testamento hace mención solo de compartir con el prójimo lo que se tiene.
Para dejarlo más claro aún, el Nuevo Testamento no hace mención de las ofrendas como obligación del feligrés.
Cómo dar gracias a Dios por las ofrendas
El dinero no es amigo de nadie, dice sabiamente el pueblo, aunque algunos difieren y dicen que por el contrario el dinero tiene demasiados conocidos.
Pero nuestro consejo es que usted ofrende a Dios a sus hijos y familiares; ayude cuanto pueda a las personas necesitadas, a los desvalidos, pero no se sienta obligado a llevar sus tarjetas para pagar ningún 10% de diezmo, puesto que esto no se hace a voluntad.
Este invento, basado en una sesgada interpretación de algunos pasajes del Nuevo Testamento lo que ha servido es para mantener a muchos líderes y producir suspicacia en los mismos creyentes. En lugar de acercar a Dios, lo que ha servido es para alejar, puesto que muchos han sido los que se han alejado de este tipo de Iglesias por no creer en la necesidad de otorgar este tipo de ofrendas.
Pero independientemente de si usted cree conveniente o no realizar esta práctica, siempre dé gracias a Dios por lo que tenemos, primeramente por la vida, luego por todo lo demás, que no está demás.
Y si deseas ofrendar de corazón, da gracias a Dios y realiza esta oración:
Dios Santo, Dios de Gloria, traemos a tu presencia estas ofrendas del corazón a tu templo.
Te damos gracias por mejorar y purificar nuestros senderos de vida, porque entendemos que nuestros ofrecimientos son hechos en justicia a tu grandeza y soberanía.
Esperamos que te sea grata nuestra ofrenda de adoración. Amén.
Recuerda siempre realizar la Oración por las ofrendas para el engrandecimiento del reino.
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