“¿Dónde está Dios?” Es raro que alguien no se haya formulado esta pregunta, y otros no menos inteligentes se aventuraran a tratar de contestarla mediante argumentos más o menos ingeniosos, como hizo Santo Tomás de Aquino.
Es que Dios es el eterno ausente, el invitado que nunca viene, aparentemente.
En este artículo trataremos, no de responder de una vez y para siempre a una pregunta tan grave y comprometedora como esa de saber a dónde está (contraviniendo incluso lo que Él mismo le dijo a Moisés: Yo soy, en lugar de Yo estoy) sino asomar algún boceto de respuesta. Lo hacemos como niños (a los que Cristo alabó) que preguntan de todo, incluso lo que ni siquiera mil sabios podrían contestar.
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Dónde está Dios
Durante siglos se creyó que Dios “estaba” en el cielo, porque se veía como lo alto, y se tenía otra cosmovisión del universo completamente diferente a la que poseemos los hombres de la actualidad.
Desde nuestra perspectiva Dios no está arriba ni abajo, ni a la derecha ni a la izquierda porque para Él no hay espacio ni tiempo.
Más que estar, ES, dentro de nosotros.
A Dios mismo le disgustaría que se dijera que Él está, puesto que lo cosifica, lo convierte en algo material, un cuerpo u objeto que se encuentra en un sitio. Estos antropomorfismos se crearon a posteriori por confusión.
Fíjense que el propio Moisés se cuidó de no preguntar “Señor, dónde estás”, y prefirió “¿quién eres?” a pesar de que la Biblia enseña en Génesis que el espíritu de Dios revoloteaba por encima de las aguas “superiores” (que sería algo así como el equivalente del Cielo), que es omnipresente, y que desde el principio organizó el caos.
Entonces a partir de la nada inició su creación.
En cierta ocasión nos sorprendió una aseveración del cosmólogo Carl Sagan cuando proyectó una diapositiva del universo a una distancia de millones de años luz y dijo que estaba hecho de nada; que excepto en las zonas en las que hay materia, que apenas es un difuso porcentaje, el resto es pura oscuridad (se supone llena de materia o energía oscura). Lo que predomina en el universo es la nada.
Entonces para empezar, Dios Es dentro de nosotros aunque no sea como algo que “está”.
Cómo podemos relacionarnos con Dios
Las formas de relacionarnos con Dios se dan según nuestros propios mecanismos:
- Los creyentes se relacionan con el Creador mediante la oración o meditación, con el mensaje de los Libros Santos o Sagrada Escritura y a través de los sacramentos (el bautismo, la comunión, Eucaristía, entre otros).
- Los primeros profetas usaban un pectoral (el Urim y Tumin) con piedras preciosas a través del cual se comunicaban con Dios mediante sueños.
- Abraham o Moisés, hablaban con Dios y hasta se asegura que alguien luchó cuerpo a cuerpo con el creador y terminó con varios huesos rotos.
- El propio Jesús Cristo se retiraba, como hizo en el Monte Getsemaní, para hablar con su Padre.
- Luego, las primeras comunidades cristianas rezaban al lado de sus apóstoles y celebraban la Eucaristía.
- Hay personas que aseguran haber encontrado a Dios en momentos de sufrir una desgracia, un percance, accidente o estado de coma, y lo ven como una luz en un túnel.
Confianza en Dios
Confiar en Dios significa estar seguro de que él lleva las riendas de lo que pasa en el universo, ello es suficiente para que los creyentes vivan tranquilos.
En ese sentido, no son pocas las personas que se han curado de enfermedades originadas por las preocupaciones sobre cosas que jamás ocurrieron o que nunca ocurrirán.
Es que, al tener confianza en que Dios se encarga de dirigir todo, la persona podrá dormir tranquila porque no sucederá lo que Él no quiera.
No obstante, hay que decir que algunas sectas inescrupulosas se valen más bien del miedo, el terror del Apocalipsis para ganar adeptos, contribuciones, y poder en las mentes débiles.
Confiemos en que Nuestro Señor tiene el poder para sanar y salvar, que siempre que actuemos con bien, Dios nos protegerá del mal y bendecirá nuestras vidas para que nunca nos pase lo que no deba; y que si se llegara a presentar alguna eventualidad pongamos de nuestra parte para salir adelante y dejemos en sus manos el resto, porque Dios tiene el poder.
¿En dónde está Dios cuando estamos dolidos?
La duda es frecuente en todo cristiano, hasta el propio Jesús sintió dudas, primero en el monte Getsemaní, y luego cuando según Mateo 27:46 lanzó el grito: ¡Dios mío!, ¡Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?
A los primeros lectores antiguos no les agradaba mucho la vacilación del propio Mesías, y hasta algunas copias del evangelio omiten esa parte a propósito.
Bueno, se decían entonces: si el propio Jesús dudó de que Dios Padre pudiera estar dirigiendo todo aquello, qué diremos nosotros que no llegamos ni a santos.
Por supuesto, esta duda se reparó con la resurrección de Cristo.
Pero ello no impide que dentro de nosotros vivamos en Dios, y que hablemos con Él en momentos de dolor.
La muerte, el dolor, la enfermedad, el suceso imprevisto, son acontecimientos que forman parte de nuestra vida. Hoy se nos va un ser querido, mañana otro, y finalmente nos iremos también nosotros porque es ley natural.
El cristiano sencillamente piensa que lo que está a la vista es temporal, pero lo espiritual es eterno y al final del juicio Dios hará todas las cosas nuevas, un nuevo mundo, las cosas pasadas serán olvidadas y la muerte ya no será tal.
Oración para saber cómo estar con Dios
Las oraciones son importantes para nuestras vidas y para estar en comunicación con El Señor. Podemos crear una plegaria para saber cómo estar con Dios:
¡Dios Mío!, acompáñame esta noche, silenciosa, con tu hijo Jesucristo y los ángeles de la guarda como refugio.
Como tú hijo pido de tu compañía y perdón por las fallas cometidas y ruego porque me indiques el camino que he de seguir para estar contigo.
Sé que puedes estar conmigo e insuflarle luz a mi entendimiento para que mañana tenga la sabiduría suficiente que resuelva mis problemas.
Amén.
Aunque no debes recordar al Padre solo en un momento del día, solo queremos dejar una oración para que sepas que puedes estar en comunicación con Él, ésta en especial la hemos compuesto para la noche ya que es un momento propicio para conversar con el Creador porque disminuye el ruido y el cerebro se dispone a recibir los signos que nos mandan esas fuerzas invisibles del eterno.
Escucha lo que Dios quiere para ti
Son escasas las personas que van por el mundo con claridad sobre cuál es el sentido de su vida, qué es Dios, cuál será el fin de todo, o por qué el mal si el creador dice ser puro amor.
Vamos a comentar algunas de estas cosas siempre en plan de parecer o punto de vista
- El hombre es un ser corporal y espiritual
Muchos insignes genios de la humanidad creyeron que no todo acaba con la extinción del cuerpo; sino que a éste le sobrevive el espíritu, como una especie de holograma, que la energía no se crea ni se destruye, como bien dice la física: la ciencia no lo sabe todo.
- El sentido de la vida
Para el no creyente, lo ideal es que tú mismo des un sentido a tu vida, sin esperar a que venga de fuera, pero ¿cuál? El creyente tiene claro que el sentido de la vida es marcado o pautado, o sugerido, como quieras, por Dios a través de la Palabra.
No tienes que entregarte a profundas reflexiones filosóficas para saber que eres uno con todo el universo, que los demás son tus hermanos y que debes hacer siempre el bien a los otros, si no quieres hundirte junto con la nave llamada tierra.
- Vivir con Dios o sin Él
Es casi imposible vivir sin la ayuda de Dios, aunque aparentemente la persona se crea un pájaro bravo que puede mandar al diablo a todas las creencias cristianas.
Cuando el no creyente se encuentra con situaciones de guerra o complejas, entonces descubre que Dios no estaba sobrante.
- La felicidad como criterio moral
Todos deseamos ser felices y eso está bien. La discrepancia viene respecto a lo que cada quien entiende como tal.
Dinero, prestigio, ostentación, no son valores morales sino producto de la vanidad de nuestro tiempo.
Muchos tuvieron todo eso y aun así, continuaron inconformes, como bien dice el Eclesiastés: el mundo sigue incurablemente triste, y eso que está lleno de riquezas por todas partes.
Falta Dios, falta lo que llena el alma y nos avisa de que nuestra casa no está acá sino al lado de él y su hijo Jesucristo.
Nosotros esperamos que el mensaje haya quedado claro y entiendas Dónde está Dios… por ahora recuerda buscar dentro de ti la respuesta indicada y en nuestra web muchos más artículos de tú interés.
