A lo largo de su corta vida, Jesús Cristo habló de la búsqueda de los hermanos; es verdad que primero se entendió a estos como los israelitas, a quienes había venido a salvar o apartar del pecado, sin embargo, pronto se entendió que éstos prójimos pertenecían a todas las naciones, es por ello que queremos mostrarte Cómo se realiza una oración por los hermanos en Cristo.
Algunos de aquellos hermanos necesitaban apoyo en la fe, como fue el caso de Pedro, a quien tenía que estar reprochando a cada rato o el caso de Judas quien vendió a Jesús.
Veamos entonces todo lo referente a este hermoso tema.
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Cómo se realiza una oración por los hermanos en Cristo
El poder de la oración es inmenso en sanación, según relata la Palabra Jesús curó incluso sin que sus hermanos se lo pidieran expresamente: Lázaro, la hija de Jairo, o la mujer que tocó su manto y se sanó de hemorroides (Mateo 9: 20-22).
Como somos hermanos en Cristo queremos dejar esta posible oración que puedes realizar por tú prójimo que necesita de la ayuda de Nuestro Señor:
Señor, maestro de la humanidad, me complace pedirte que des tu bendición a mi hermano (nombre) que tienes cerca de tu pensamiento, y deseas para él lo mejor.
Llénalo de tu sabiduría para que sea mejor persona y sea firme en su propósito de servirte, no lo desampares, bendice sus días y su vida.
Amén.
Oración por mis hermanos para que Dios los bendiga con Paz
Señor, esta plegaria va por aquellos mis hermanos a los que te suplico le concedas la paz, los auxilie en toda tentación, sea cualquiera que pasen en este momento.
Consuélalos en sus tristezas, cierra sus heridas, devuélveles el amor y tu misericordia.
Te agradezco por obsequiarme estos hermanos tan amorosos, cada cual distinto y único como tu supiste crearlos, con tu propósito loable a esta tierra.
Ayúdanos a relacionarnos con frases que nos den vida y tu bendición para que abramos nuestros corazones. Amén.
10 formas para orar por el hermano que no pide oración
Ora por fe
Ninguna oración surtirá efecto o agradará al Señor si no va precedida de la fe, de la convicción personal de que es escuchada.
Es verdad que en cierta ocasión una persona le dijo a Jesús: Señor creo, pero ayuda en mi poca fe. Es como que paradójicamente se requiere rezar también para incrementar la fe, aunque en el momento de la oración se adolece de ella en suficiente cantidad.
El apóstol Pablo, en la carta a los Filipenses 4:6-7 expresa un modelo útil cuando realizamos una plegaria por fe, se refiere a presentar cada solicitud a Dios, en acción de gracias y esperar a recibir paz.
Asimismo, lo ideal es hablar en privado con el hermano, sin interpelarlo, con cariño y compartiendo tus experiencias de vida.
Ora por apoyo
Todas las personas o hermanos no tienen el suficiente valor para comunicar sus problemas de modo que otros le brinden ayuda o consejo. Por ello, hay que pedir en oración para que el Señor nos indique de dónde vendrá ese auxilio que permita disolver o encontrar la vía para solucionar los problemas.
Tal vez, esa es la intención de la confesión católica, que las personas adopten una actitud de confianza.
El encierro en sí mismo es perjudicial, quien se aísla se disminuye, dijo en cierta ocasión Juan Pablo II.
El mismo pueblo dice que varias cabezas piensan mejor, porque hay otros puntos de vista.
Es como la famosa “lluvia de ideas” empleadas por los publicistas para buscar slogans o frases pegajosas.
Ora por rendición
Muchas personas son renuentes a entregar sus dificultades a la voluntad de Dios, a quitarse de encima un peso oneroso que van cargando durante un tiempo a riesgo de sufrir incluso enfermedades.
No recuerdan lo que dijo Jesús: que vengan a mí todos los que están cargados, porque mi carga es liviana.
Al entregar tus planes y problemas a la voluntad de Dios, no es que te vas a echar a dormir, pero sí lo harás sobradamente y te levantarás al día siguiente con la mente más lúcida. Por eso se habla de consultar con la almohada.
Ora o pide para que ese hermano en Cristo comprenda que necesita la ayuda del Señor y que llevar a cuestas los problemas es un tremendo riesgo a la salud.
Ora por discernimiento
Nuestros allegados también llegan a comportarse con hipocresía, mediante la cual ocultan problemas en los que están implicados otros de sus parientes o hijos. Prefieren callarlos en lugar de planteárselos al pastor, al consejero, o a un amigo que pueda comprenderlo. El silencio les parece una actitud sabia, porque recuerdan aquello de que la lengua es la destrucción del cuerpo.
A lo mejor se trata de un asunto grave en el que no pueden dar nombres, debido a peligros reales de bandas armadas, carteles de la droga, u otros, plenamente comprensibles. Pero en todo caso, reza para que hallen discernimiento y salgan de los laberintos, aunque mantengan ciertos detalles a su discreción.
Pide santidad
Muchas veces quienes entran a los movimientos o congregaciones religiosas vienen de pasar por una vida oscura de delincuencia, drogas, infidelidad, fracasos económicos u otras; entonces piden al Señor para que se cumpla aquello de: “Sé santo, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16).
No es algo fácil, pero sí una meta en la cual se reza para que se conviertan en nuevas personas de vida más bondadosa para gloria del Señor.
Si Jesús es la Luz, como bien decía el apóstol Juan, fácilmente iluminará a todos aquellos corazones o laberintos espirituales oscuros.
Invoca al Señor para que a través de las Escrituras ofrezca respuestas efectivas a ese hermano en Cristo y se produzca el avivamiento con él.
Ora por libertad
Dado que no todos los problemas son de carácter único sino que está inmerso el factor espiritual, es importante orar por la libertad de esos espíritus atados a prácticas de brujería, magia negra, prostitución, u otras similares.
Asimismo, para combatir la envidia, el orgullo, la lascivia, el estupro, y otros asuntos que se constituyen en fortalezas a derribar, reza para que se rompa toda cadena espiritual, confusión o enredo, y surja un cristiano redimido, un hermano nuevo que deja atrás su mala vida anterior.
Ora por provisión
El Nuevo Testamento nos indica que Cristo es el Proveedor que sabe bien lo que realmente necesitas.
Eso no significa esperar a que todo caiga del cielo, puesto que es urgente trabajar para brindar una contraprestación a lo que nos da la sociedad.
Nadie tiene derecho a mantenerse inactivo, sin hacer nada, a menos que ello sea en contra de su voluntad (por falta de puestos de trabajo u otros).
Una familia, un hermano sin trabajo se desmoraliza, se subordina a diversas tentaciones, y termina mal. El lado contrario es aquel en el cual gasta a más no poder, pero Dios sabe diferenciar lo que es una necesidad y lo que es un deseo o un capricho de tener más y más dinero.
El escruta lo que hay en los corazones y provee más allá de lo que cualquiera es capaz de imaginar.
Ora por paz
La paz no es un estado material sino espiritual. Hay hermanos que lo tienen todo o no tienen nada, y eso no los mantiene en paz.
La paz viene solo cuando el espíritu se aquieta en el Señor, y lo visualizamos caminando por algún lugar (en su imaginación) y nos ofrece su mano para ayudarnos, para platicar, meditar, entre otros.
Ora para que esos hermanos logren la paz del alma, no piensen en venganzas pueriles (porque “la venganza es mía”, dijo Dios), mantengan rencores, resentimientos, y crean que hasta los supuesto enemigos no lloran también.
Ora por valentía
Cientos de personas temen abrir sus vidas a otros. No hay nada que atraiga más amigos que la franqueza y la confidencia (no con extraños, por supuesto). Ora al Señor para que ayude a esas personas cerradas, apocadas, tímidas, que viven del qué dirán.
Hay que tener el valor de vivir con autenticidad. Las poses, las máscaras sociales, al final generan un gran estado de tensión perjudicial.
Vean cómo el propio Cristo no tuvo pena ni rubor de ir hasta el monte Getsemaní y llorar, gemir, angustiarse por lo que le esperaba; otro pudo haberse escondido, para que sus discípulos no lo vieran.
Excelente lección de humildad y valentía de El Maestro, quien no se presenta ante sus discípulos como quien lo sabe todo, como si fuera infalible; por el contrario, Jesús no tenía reparo en decir: ni yo mismo sé cuándo vendrá el Reino, sólo mi Padre.
Ora por esperanza
No tiene sentido vivir si no hay esperanza, si después de todo no hay nada más.
Si no somos más que un pedazo de barro tirado sobre un planeta llamado tierra.
Es la tentación del hombre contemporáneo, la de pedir tan poco, la de venderse tan barato, la de no soñar en grande con un mundo mejor y con una humanidad redimida. A ellos Dios les dice: ¡Volved, volved atrás!, ¿por qué habrías de morir?
Recordemos siempre que la oración es el medio de comunicación con Dios, dedica un momento de tu vida para compartir con Él y pídele por ti y los hermanos en Cristo.
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