No sería verdaderamente culta una persona del siglo XXI que ignorara por lo menos las grandes líneas de doctrina y la idea de que Dios nos está esperando a que volvamos a nuestra verdadera casa celestial, por ello te daremos una técnica de estudio para que sepas Cómo empezar a leer la Biblia cristiana.
La Biblia es tal vez el libro más leído del mundo, pero llegar a conocerla de manera al menos aproximada en una época en que la gente vive de prisa, puede ser una tarea titánica.
El hombre actual se sabe perecedero como las demás cosas del mundo, su vida es como una larga sinfonía en la cual morir es tocar el último compás.
La Biblia viene a decirle que allí no termina todo, como parece insinuar por momentos el autor de Eclesiastés. Por ello queremos darte las técnicas de estudio necesarias para que puedas aprender a leer la Biblia Cristiana.
TABLA DE CONTENIDO
Cómo empezar a leer la Biblia cristiana
Los diversos autores que hablan de este tema no se ponen de acuerdo sobre este comienzo.
Algunos eruditos recomiendan empezar con algún texto del Antiguo Testamento, como el de Sabiduría; otros con los evangelios, y no faltan quienes aconsejan hacerlo con los Salmos.
Creemos que pedagógicamente lo más sencillo sería partir de resúmenes del Antiguo y el Nuevo Testamento (sus argumentos centrales) y luego pasar a lo más conocido, que son los evangelios.
Sin embargo, todo va a depender de lo que el estudiante conozca más al respecto.
Necesariamente requieres:
- Un lugar apartado en tu domicilio para leer, con buena iluminación (que entre por tu lado izquierdo para evitar sombras sobre el libro).
- Utilizar una Biblia en físico.
- Alguna guía de estudio.
- Un diccionario de términos bíblicos o la ayuda de tu computadora.
- Un cuaderno de apuntes.
- Lápiz bicolor.
- Resaltadores que no atraviesen las hojas finas del texto.
- Marca libros para saber dónde quedaste, y
- Fe como material de primera necesidad.
Añada (con su computadora) algún material complementario: enciclopedias bíblicas, comentarios de las escrituras escritos por expertos, un atlas de las tierras de Palestina en aquellos tiempos, resúmenes, teologías, entre otros.
Lo primero es entender el contexto sociocultural
Es imposible leer cualquier texto, especialmente con elementos históricos, si no se tiene idea de cuál fue el contexto sociocultural que lo originó, cómo era la mentalidad de aquellos primeros pueblos, su trayectoria, sus creencias, influencias de otros cultos antiguos.
Una síntesis de la Biblia, y alguna historia de Israel, lo pueden ubicar de modo general en ese marco.
De lo contrario no se entenderán los significados de ciertos hechos, expresiones, creencias, comportamientos, esperanzas, profecías, formalidades lingüísticas, entre otros.
Es un error frecuente de muchos cristianos olvidar este factor y entregarse a sacar citas, fragmentos aislados, para ganarle a un adversario o convencer al oyente. Esto no le hace bien a la doctrina, incluso el uso de dicho artilugio lo que busca es que la Biblia diga lo contrario de lo que pretendía su autor: que diga lo que a la fuerza quiere el dogmático.
Por eso, lea los versículos que preceden y siguen a todo pasaje, considere la Biblia completa, indague por qué ciertos temas aparecen de modo recurrente en los textos.
Así, por ejemplo, el Nuevo Testamento, no se entendería bien si no se ve como lo que creían los cristianos: el cumplimiento de ciertas profecías del Antiguo (sobre la venida del Mesías), y eso lo dice claramente Mateo en algunas partes de su evangelio (Mat.8:16-17; 12:17-21; 13:14-15, entre otros).
El propio Cristo, según vemos en el escritor citado capítulo 4:6, tentado por el Diablo en el desierto, citó las Escrituras.
Selecciona una buena versión de la Biblia
Actualmente tenemos diversidad de Biblias debido al avance de la civilización, por lo que es recomendable escoger una de estudio o versión que se pueda entender y que te ayude a encontrar el sentido de lo que lees.
Muchas Biblias vienen con comentarios o notas de estudios (lamentablemente a veces sesgados) y algunas hasta concebidas para mujeres, hombres, jóvenes, niños, u otros. Hay pues, opciones para cada persona.
Cada versión tendrá un estilo, pero en general siempre trata de que su letra no sea tan diminuta (a menos que uses lentes para leer) para evitar sobreesfuerzos, cansancio visual y aburrimiento.
Hay algunas como la Nueva Versión Internacional (NVI), traducida en 1999, que resulta legible pero no deja de ser conservadora en su interpretación; si te es posible, mejor es tener varias traducciones bíblicas para sopesar las diferencias en los textos.
Por dónde empezar a leer la Biblia
Lo primero sería tener a la vista algunos resúmenes del Antiguo y Nuevo Testamento, como te dijimos antes, y las doctrinas básicas del cristianismo.
Luego, ubicar el texto en su marco socio histórico, percatarse de las imágenes literarias empleadas (metáforas, hipérboles, analogías, humanización, entre otras). No vacile en disfrutarlas, póngase en los zapatos de las mentalidades de aquel entonces (que aún no tenían a la mano nuestros conocimientos de física, química, astronomía, biología…), tome apuntes y demás. Ahora, puedes ayudarte también con una Biblia electrónica para mayor comodidad.
Nada impide que empieces leyendo los Hechos de los Apóstoles (también llamado “evangelio del Espíritu Santo”) atribuido a Lucas y luego las epístolas para echar una vista a las primeras comunidades cristianas.
Recuerda que el orden en que aparecen muchos libros en la Biblia no refleja necesariamente el mismo en que se escribieron. Así por ejemplo, las cartas atribuidas a Pablo se consideran anteriores a la escritura de los Evangelios. Las Biblias suelen traer las fechas aproximadas de cuando se redactaron.
La idea de empezar leyendo una síntesis o resumen del Antiguo Testamento que te ubique inmediatamente en el Nuevo se debe a que pocas personas estarían interesadas en pasar un año, por lo menos, en la lectura completa de dicho documento, como proponen los Gedeones. Para llegar a tal objetivo de terminar el Antiguo Testamento en un año se necesitaría leer cerca de 3 capítulos diarios, pues si lees solo uno al día te llevará tres lustros.
Entra con uno de los evangelios
Teniendo los apuntes sintéticos de la espera del Mesías, según los Profetas Mayores del Antiguo Testamento, comienza a leer el Nuevo: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
Allí te encontrarás con la aparición de un hombre llamado Jesús, sus enseñanzas, discípulos, y acontecimientos que se le adjudican.
El propio Mateo, por ejemplo, te remitirá a los textos del Antiguo Testamento de donde se tomaron muchos de sus fragmentos. Entonces, puedes ir a la antigüedad sagrada para ver lo que realmente quiere decir el evangelista y en qué contexto ocurrió lo que él está citando siglos después. Más adelante, ampliaremos todo esto.
Requieres un horario
Lógico que necesites un horario para leer la Biblia (una hora diaria, por lo menos), aunque se sabe que las personas actuales tienen poco tiempo disponible, especialmente en las grandes metrópolis.
Entonces, puedes tratar de leer mientras vas al colegio, universidad o al trabajo; también, escuchar con tus audífonos alguna versión bíblica mientras realizas tus actividades (siempre que no sean peligrosas, como conducir), vale descargar uno o más libros bíblicos electrónicos o una aplicación de las Escrituras para Móvil, y leer mientras estás metido en una “cola”, esperas el bus, el tren, el avión, o te ves en cualquier otro caso.
Lo anterior no es lo más aconsejable pedagógicamente hablando, porque los niveles de distracción son mayores que estando en casa en un sitio apartado; pero es mejor que nada.
Debes familiarízate con el texto
Se supone que en toda lectura hay una previa interrogación para ayudarnos a comprender lo que se está leyendo.
La mayoría de las biblias empiezan cada uno de sus libros (Éxodo, Eclesiastés, Mateo, y demás) con una introducción. Aprovéchala para formularte preguntas:
- ¿Quién es el autor de este libro? ¿Cómo se sabe eso? ¿Cuándo lo escribió y en qué momento histórico? ¿Fue un autor reconocido, imparcial, uno de los apóstoles, David el salmista, un falsificador posterior, quién?
- ¿A quién o a quiénes se dirigió este fragmento? ¿A una persona, a todo el pueblo, a una región, una congregación, un creyente? ¿Su autor está exponiendo una verdad o más bien tratando de quedar bien con la tradición de sus oyentes? ¿Qué problema o pseudo problema está tratando de abordar y responder su autor? ¿lo resuelve? ¿Cómo? ¿Es válida la solución que ofrece en aquella época? ¿lo sería también hoy a la luz de nuestro saber en Sociología, Psicología, Historia, y demás?
- ¿Cuál es el propósito del escritor, exaltar a una personalidad, relatar con cierta objetividad, hacer propaganda o qué? ¿El texto da cumplimiento a una profecía antigua, en verdad la misma se refería a esta persona que vino siglos después o también antes se le atribuyó a otros?, ¿ilustra algo con una parábola, con una analogía extravagante, instruye al creyente…?
- ¿Cuál crees según tu opinión que es el mensaje global del libro? ¿Explicar acerca de la creación del Universo (Génesis), educar en la sabiduría (Proverbios), referirse a los primeros pasos de la Iglesia (Hechos), sustituir las antiguas creencias judías por una nueva alianza (Epístolas de Pablo), u otras?
Lee el fragmento bíblico con cuidado
Realiza primero una lectura global o completa del libro o fragmento, ahora anota las dudas o preguntas, palabras extrañas, y ahora lee despacio, repite el proceso si es necesario.
Ubica los lugares geográficos que se mencionan en los mapas, averigua si el recorrido territorial que se le atribuye a un personaje es lógico o completamente erróneo, toma apuntes, usa el resaltador, busca en el diccionario, no te quedes con dudas.
Mientras haces todo eso, reflexiona sobre lo leído y formúlate preguntas.
Vuelve a leer el fragmento durante la semana con nuevas preguntas, conversa con un conocido de la Iglesia, no vaciles en responder a las dudas incluso yendo a grupos de estudio o ligados a tu Iglesia comunal.
Plan de lectura del Nuevo Testamento
Cada evangelio tiene un estilo peculiar, basado en el propósito de su autor, el problema que atravesaba la comunidad en ese momento, lo que sus oyentes esperaban escuchar, lo que ya la tradición aceptaba como cierto, entre otros factores.
Hay infinidades de síntesis de este libro, de las cuales podemos partir, sin perder nuestro propio criterio.
Luego, aplica el plan de lectura que te hemos venido sugiriendo.
Veamos algunas sugerencias dadas que también pueden funcionar:
- Empezar con la primera epístola de San Juan.
- Seguir con el evangelio de San Marcos, considerado el primero de los cuatro.
- Continuar con Mateo, Lucas y Juan.
- Ahora, examinar las misivas de San Pablo (Romano, Gálatas, Efesios, Corintios, Filipenses, Colosenses, Tesalonicenses, Timoteo, Tito y Filemón) recordando que son previas a los evangelios.
- Leer el mensaje a los Hebreos.
- Posteriormente, la carta de Santiago, primera y segunda de Pedro.
- Segunda y tercera carta de San Juan.
- Mensaje de Judas.
- Libro de Revelación o Apocalipsis atribuido a Juan.
Lectura de los libros del Antiguo Testamento
En primer lugar, el Antiguo Testamento comprende los libros históricos, (Génesis, Éxodo, Deuteronomio, Samuel, entre otros), le siguen los textos Proféticos, y los de Sabiduría o textos educativos.
También se encuentran libros poéticos como los Salmos y el Cantar de los Cantares con los que pueden empezar aquellos lectores que tienen alguna inclinación literaria.
Sería bueno leer en la Historia Universal la formación del pueblo hebreo; la función social que tenían los profetas, y si es posible llegar hasta el problema actual que atraviesa Israel. Se puede entonces leer el asunto con más inspiración y claridad de entendimiento.
También es válido empezar leyendo los Proverbios, y ver qué cosas serían actuales y cuáles y no.
Analiza los aspectos sociales, políticos, económicos, culturales, jurídicos, implícitos en la vida de los hebreos, las influencias recibidas de otros pueblos como el egipcio, persa, sirio, entre otros, en los cuales estuvieron cautivos.
Compara, por ejemplo, los 10 mandamientos dados al pueblo israelita con el Código de Hammurabi de los babilonios: ¿Pudieron los hebreos haberse inspirado en ellos cuando estuvieron cautivos allá?
Otros textos del Antiguo Testamento (Isaías, Ezequiel y Daniel), hablan de la venida de un Mesías (no especificaron cuándo) y a su rol en el plan de Dios.
Verás que los judíos abrigaban esta esperanza después de haber sufrido varias guerras que los devastaron, ellos suponían que era el resultado de la desobediencia de la comunidad, del pecado, y por tanto, tenía que haber un sacrificio de sangre para subsanar este estigma.
En fin, te encontrarás con historias como la de Sansón, David y Goliat, Ruth, David, Salomón.
Cuál es la legitimidad de los libros bíblicos
Para el Cristianismo, los libros bíblicos son el resultado de la inspiración dada por Dios mismo a los escritores, unos mejores relatores que otros.
Se considera que en ellos se evidencia el propósito de Dios para con la humanidad, al encarnar a su hijo y permitir su ofrecimiento en sacrificio, como cordero expiatorio para librar a todos (en aquel tiempo, “todos” se refería nada más a las ovejas perdidas de Israel) del pecado.
Luego se universalizó dados los cambios sufridos en el Imperio Romano.
Parte de la legitimación de los textos bíblicos se basan en la “tradición de los apóstoles” durante cientos, quizás miles de años, en los que algunos gobernantes como Constantino (que adoptó el cristianismo, por lo menos como ventaja política), persiguió, quemó libros, ejecutó a seguidores de otras sectas, e impuso a espada una sola creencia.
Ahora bien, toda la liturgia cristiana proviene de las Escrituras: el Bautismo, la comunión, la Eucaristía, entre otras, que en verdad son mucho más antiguas incluso que el propio pueblo hebreo, si se examinan otras religiones como la egipcia en aquellos tiempos.
Seríamos hipócritas y le haríamos un pésimo favor al Cristianismo si no añadimos que en los últimos tiempos se han iniciado estudios más profundos sobre las Escrituras no sólo por racionalistas sino también por teólogos para determinar a ciencia cierta los sucesos del pasado, como el caso de los evangelios apócrifos hallados en las cuevas de Qumrán en los años 40, las exégesis de los evangelios sinópticos, el intrigante manto de Turín, la búsqueda de un verdadero rostro de Jesús que no sea de tinte europeo o americano, entre otros estudios.
Inspiración divina de la biblia
El Cristianismo, en todo caso, considera que el verdadero autor de la Biblia es Dios, que introdujo su Espíritu en quienes escribieron, de modo que cada suceso se generó a través de la fe en él.
De allí que se afirma de modo indudable que la Biblia condensa en sí misma las escrituras sagradas.
Sirven para enseñar, guiar, instruir, iluminar, corregir, eliminar todo rastro de temor acerca del a muerte y el más allá, sembrar la esperanza en una nueva humanidad, la nueva Jerusalén o la ciudad de Dios.
Razones para leer la primera carta de San Juan
Quienes recomiendan empezar la lectura de la Biblia con la primera carta a San Juan explican que ella brinda la certeza de que vendrá la salvación, aparte de que sirve para entender que Cristo ama a la humanidad.
Esta misiva del “apóstol amado” completaría su evangelio de corte verdaderamente gnóstico y neoplatónico; e indica los criterios o condiciones para saber si el cristiano anda en la luz y vive en el amor.
La epístola de Juan consta de tres partes en las cuales se refiere a la necesidad de andar en la luz, vivir como hijos de Dios y entender que éste es la fuente del amor y de la fe.
Para Juan quedó atrás el Dios iracundo, celoso y vengativo del Antiguo Testamento.
También se refiere a la hipocresía del que se hace llamar “cristiano” pero no actúa en consecuencia, y los exhorta a que no amen ni al mundo ni a sus cosas, menos a los ídolos, que rechacen al Anticristo, e incluso que no se fíen de falsas inspiraciones que lleva a creer en profetas fallidos.
Desde nuestra perspectiva estamos ante un problema que ayer y hoy son frecuentes.
Una conclusión para todos
Digamos que la Biblia es también un libro de psicología práctica, en el que se pueden encontrar algunas indicaciones sobre temas específicos de la vida cotidiana.
Con esa aplicación práctica también contribuyes a grabar sus contenidos.
Es así como se puede recurrir a las Escrituras para buscar orientación espiritual en momentos en que te sientas deprimido, luchando contra la adversidad (Mateo 10:28-33 o Filipenses 4:4-7), dudando (Mateo 8:26; Hebreos 11); o necesitas paz (Juan 14:1-4; 16:33; Rom.5:1-5; Fil. 4:6-7), entre otros.
Entonces, aplica a tu vida lo que has leído o asimilado de las Escrituras, y sobre todo respeta las enseñanzas divinas.
Recuerda también que algunos problemas espirituales ameritan la intervención de profesionales de la salud mental, como psicólogos o psiquiatras, que han pasado muchos años en universidades estudiando la vida mental y el comportamiento humano.
Nada más lejos de un verdadero sabio que mostrarse renuente a escuchar lo que tenga que decir la ciencia, esto no ya no sería una fe iluminada sino vestirse de beato del siglo III.
Ahora que te dijimos cómo empezar a leer la Biblia cristiana es hora de tomar en cuenta nuestros consejos y empezar a interpretar las Sagradas Escrituras.
No queda más que recordarte que puedes encontrar muchos más temas de tú interés en nuestra página web.